Silencio y soledad...

Silencio y soledad...

En la malagueña Sierra de las Nieves, cerca del pico Torrecilla, me encontré de pronto sumergido en una espesa y extraña niebla. Como la noche anterior había llovido y al amanecer heló, parecía que un enorme sudario blanco hubiera cubierto el cielo y la tierra. La maleza y los quejigos presentaban un fantasmal aspecto en medio de aquella atmósfera blanca y fría.
Tengo que decir que iba solo y que al adentrarme en aquel paraje me entró una angustia enorme, porque me parecía estar dentro de una de esas bolas de cristal que agitas y parece que está nevando.
Receloso y encogido en medio de aquella soledad y aquel silencio seguí caminando hasta que llegué al pozo de la nieve de Tolox, grande como tumba de un gigante. Mi angustia me ordenó parar y casi corriendo volví sobre mis pasos hasta el refugio protector del que había salido tres horas antes.